Valoración personal y reflexión

    Siempre he creído que la educación es un pájaro que vuela libre y que los humanos nos empeñamos en enjaular. Enjaular dentro de aulas, colegios, institutos, universidades, etc… No nos damos cuenta de que educar es igual a aprender, no existe educación si no hay aprendizaje, y en eso, amigo mío, como la vida misma, no hay ningún otro maestro.
    Con esto quiero decir, la educación no se imparte únicamente en instituciones y que el aprendizaje no lo llevamos a cabo únicamente de una manera formal. Por ello me di cuenta mientras estudiaba magisterio que aquella no era la forma que yo quería tener ni de aprender ni de aportar conocimientos o ayuda al mundo. La intervención socioeducativa que lleva a cabo el educador social está obviamente planificada y controlada para cumplir una meta, sino no tendría sentido llevar a cabo esta labor y, además, cualquiera podría serlo, pero me refiero a que la labor que lleva a cabo el educador no tiene ni límites, ni fronteras, es como ese pájaro que antes llamaba educación.
    Me parece lógico y razonable que nos basemos en teorías, métodos de investigación, estudios psicológicos, sociológicos y antropológicos, porque al fin y al cabo, hay que agarrarse a algo y la ciencia es una buena base, pero el educador no se puede quedar sólo ahí, su labor tiene un factor humano y vocacional muy importante.
    A lo largo de esta asignatura hemos aprendido muchas y muy diversas técnicas de investigación, metodologías, así como muchas corrientes de aprendizajes, centrándonos principalmente en las historias de vida, que es la que hemos podido elaborar de forma personal. Según mi experiencia y tras conocerla y estudiarla más profundamente, creo que para el educador social es una herramienta muy válida puesto que para nosotros es imprescindible conocer la vida de la persona a la que pretendemos ayudar para entender por qué se encuentra en la situación en la que está, intentar entender cómo ha llegado hasta ahí, que ha sentido y que siente. Las historia de vida es un instrumento que te permite conocer a las personas de primera mano y después deja un documento para poder analizar y a partir de ahí intervenir.

    Justo al empezar la carrera, una profesora nos dijo una frase que no olvidaré nunca: “Vosotros sois médicos del alma.” Creo que en su momento no la entendí mucho, actualmente todavía no soy consciente del peso y la responsabilidad que ello conlleva, pero estoy segura de que tiene razón.

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